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RAÍCES EMOCIONALES: Explorando los Estilos de Apego y su Impacto en la Vida Adulta

  • Foto del escritor: Alejandra Jaramillo | Fatehjot Kaur
    Alejandra Jaramillo | Fatehjot Kaur
  • 25 abr 2024
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 26 abr 2024

¡Bienvenidas/os a todas/os aquellos que buscan entender el complejo mundo de las emociones! Hoy quiero compartir con ustedes un tema fascinante que impacta profundamente en nuestras vidas: los estilos de apego. ¿Alguna vez te has detenido a pensar en cómo las relaciones que tuviste en tu infancia pueden moldear la forma en que te relacionas con el mundo ahora? Bueno, prepárate, porque esto va a ser interesante.


Primero, echemos un vistazo rápido a lo básico: ¿qué es el apego? Bueno, se trata de esos vínculos emocionales que creamos desde pequeñas y pequeños con nuestros cuidadores, especialmente con mamá y papá. Estos vínculos tienen un impacto enorme en cómo nos relacionamos con el mundo en nuestra vida adulta.


Vamos a retroceder un poco en el tiempo hasta 1969, cuando Mary Ainsworth realizó un estudio muy interesante llamado "Situación Extraña" (Strange Situation), basado en el trabajo de Jonh Bowlby (1979). Principalmente observó cómo reaccionaban las/os niñas/os cuando sus mamás se iban y volvían. ¿El resultado? Descubrió tres estilos de apego: Seguro, Ansioso/Evitativo y Ansioso/Ambivalente. Posteriormente, Mary Main y Judith Solomon en 1986, introdujeron una cuarta categoría adicional denominada Apego Desorganizado, que surge cuando las/os niñas/os no encajaban claramente en las establecidas por Ainsworth y en su lugar, mostraban un comportamiento contradictorio.


El estilo de Apego Seguro es como tener un sólido cimiento para la construcción de nuestras relaciones. Las/os niñas/os que lo experimentan se sienten seguros para explorar el mundo, sabiendo que tienen un lugar seguro al que volver y en la edad adulta tienden a ser seguros de sí mismos y de sus relaciones ya que han formado una base sólida de autoestima y autoconfianza, lo que les permite establecer conexiones emocionales profundas, con menor miedo al rechazo o al abandono. Pero, aunque hayas tenido un apego saludable en la infancia, la vida puede presentar situaciones complejas de digerir que alteran esa base de estrategias de vida y para mantener esta salud emocional en la vida adulta, es importante cultivar prácticas que fomenten el autocuidado y el bienestar emocional. Esto incluye cultivar la autoaceptación y el amor propio, establecer relaciones de apoyo y confianza, y practicar la atención plena o meditación. Además, buscar el apoyo de un terapeuta o consejero puede ser beneficioso para procesar esos momentos que ponen a prueba tus cimientos y crean la presión necesaria para actualizar las habilidades de afrontamiento.


Ahora, hablemos del Apego Evitativo. ¡Es como tener una armadura emocional! Este estilo de apego se forma cuando las necesidades afectivas de las/os niñas/os  fueron ignoradas o minimizadas ya sea por el resultado de una educación que enfatiza la independencia y la autonomía de las/os niñas/os, o puede ser causada por la propia incapacidad de los padres para gestionar sus propias emociones. Esta falta de respuesta puede llevarlos a suprimir sus propias emociones y necesidades para protegerse de la sensación de rechazo. Pueden volverse independientes y autosuficientes desde una edad temprana, sintiendo que no necesitan a nadie más y evitando abrirse emocionalmente por miedo a la vulnerabilidad. En contraste con el apego ansioso-ambivalente, que buscan la atención de sus padres maximizando sus necesidades, en el apego evitativo hay una tendencia a minimizar lo que les sucede para evitar ser rechazados. En la edad adulta, estos temores y estrategias de defensa continúan siendo parte de todas las relaciones, con dificultades para establecer vínculos emocionales, poca capacidad para explorar y expresar lo que sienten, no se permiten sentirse vulnerables y pedir ayuda cuando lo requieren, sienten que lo deben resolver todo solos. Y en el mundo de las relaciones utilizan más la mente que el corazón como estrategia de protección. Es importante recordar que buscar el equilibrio es clave. La práctica de la vulnerabilidad y la comunicación abierta pueden ser herramientas poderosas para suavizar la barrera emocional y cultivar relaciones más cercanas y auténticas.


El tercer estilo, el apego Ansioso-Ambivalente, se forma en un ambiente inconsistente. Las/os niñas/os con este tipo de apego pueden experimentar angustia tanto cuando sus cuidadores están presentes como cuando se van, lo que refleja un temor a ser abandonados nuevamente. Este tipo de apego puede surgir en familias donde hay separaciones o divorcios, especialmente si los adultos al cuidado de las/os niñas/os no saben gestionar adecuadamente su propio mundo emocional creando un ambiente emocionalmente impredecible para sus hijos y sus hijas. Como resultado de este tipo de apego, en la edad adulta, pueden experimentar una montaña rusa emocional en sus relaciones, cargado de ansiedad, con un temor constante al abandono, al rechazo e incapacidad para confiar en sí mismos y las demás personas. Para ayudar a restablecer el equilibrio es importante trabajar en la autoconfianza y la seguridad emocional. La terapia cognitivo-conductual y las técnicas de yoga y meditación pueden ser útiles para manejar la ansiedad y empezar a construir relaciones más estables y saludables.


Finalmente, está el Apego Desorganizado, que es una mezcla confusa de los estilos anteriores y en momentos se puede sentir como estar en un laberinto emocional. Se presenta mucho más en entornos de violencia o maltrato. En este tipo de apego las/os niñas/os carecen de una estrategia coherente para manejar el alejamiento y la proximidad de los cuidadores, mostrando en ocasiones signos de depresión y comportamientos contradictorios y explosivos. Además, enfrentan la paradoja de que sus figuras de apego, en lugar de protegerlos, representan una amenaza, generando confusión y falta de confianza en el entorno. En la edad adulta, las personas que tuvieron un estilo de apego desorganizado reconocen una sensación de vacío interno y su personalidad tiende a estar caracterizada por agresividad, frustración, impulsividad, manipulación y una dificultad para poner límites en sus relaciones. A menudo, tienen la sensación de no ser queridos y presentan mayor dificultad para establecer relaciones afectivas saludables, a pesar de desear esa intimidad o cercanía emocional. Si sientes que esto resuena contigo, es fundamental que busques ayuda profesional que te guíe para comprender y sanar estas heridas emocionales y puedas recuperar el equilibrio y la felicidad que te mereces.


En los 3 tipos de Apegos Inseguros (evitativo, ambivalente y desorganizado), podemos encontrar rasgos de inseguridad y de miedo al rechazo o abandono que lamentablemente son características presentes en gran parte de la humanidad y me atrevería a decir que el mayor motivo de consulta y causa de muchos desequilibrios emocionales. Por último, te pido leer este artículo cómo una herramienta de exploración y por favor recuerda que ninguna teoría es una sentencia.


Reconocer y comprender los diferentes estilos de apegos es como tener un mapa que nos puede guiar en la forma como nos relacionamos. Nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre cómo nuestras experiencias pasadas pueden estar influyendo en nuestras vidas en este momento. Explorar esas complejidades de nuestra mente nos permitirá modificar creencias caducas y actualizar nuestras estratégias de vida. Y recuerda, el autoconocimiento es un paso fundamental en cualquier proceso de transformación personal.



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